Hacía muchos días que no llovía; pero ayer llovió.
El sol ya llevaba algunos días (¿quizás demasiados?, no, nunca son demasiados) dándonos su calor. (Probablemente el tiempo que yo llevo sin escribir). Pero ayer, de repente, tras nublarse el día, comenzó a llover. Y hacía frío; un frío que hasta hizo que tuviera que taparme con la colcha a la hora de dormir después de unas horas de pensamiento perdido.
[...]
No sé si dejará de llover pronto o no. Ahora toca esperar la racha. Refugio en el estudio, como de costumbre, y ya más que asimilado.
Necesito un rayito de sol.
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